Presentación

Xalapa, capital del estado de Veracruz, tiene una gran historia cultural y artística. Por las venas de quienes nacieron aquí, así como de quienes han llegado y se han enamorado de sus edificios, calles empedradas y su agradable clima, corre la inspiración de crear arte en todas sus formas. 

Es así que, para fomentar la cultura de la transparencia y la protección de datos personales desde la niñez, el IVAI sumó dos importantes talentos veracruzanos, Froy Balam y Jorge Peralta para que fueran los diseñadores del mural “Alegoría de la Transparencia”, ubicado en el salón de Pleno de este órgano garante.

El trabajo de creación en los muros del IVAI inició en enero y concluyó en el mes de marzo de este año, en donde los artistas invirtieron horas de su valioso tiempo en donde plasmaron de manera sencilla y armónica conceptos como la transparencia y la protección de datos personales.

Al respecto, Tonatiuh García Jiménez, Músico de la Orquesta Sinfónica de Xalapa y especialista cultural, dijo que los muralistas mexicanos, quienes desde hace 100 años emprendieron el movimiento artístico, estarían muy contentos al constatar que aún hoy en día hay repercusiones a la concepción que tuvieron sobre la pintura, sobre el arte y también sobre la educación. Aquí el texto íntegro del maestro Tonatiuh en reconocimiento a los muralistas realizado el 8 de abril del 2021:

“Me atrevo a decir que estarían muy contentos Rufino Tamayo, Clemente Orozco, Alfaro Siqueiros, Juan O´Gorman, el mismo Diego Rivera, y muchos otros muralistas que cimentaron las bases de una corriente estética ahora representativa de Latinoamérica, el muralismo mexicano”.

Hace unos meses el IVAI, el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, hizo las gestiones pertinentes ante el Instituto de Pensiones del Estado para que este edificio en el que nos encontramos fuera su sede.

Así fue como este inmueble se remodeló, después de estar en el abandono durante varias administraciones, y ahora felizmente se ha convertido en la casa del IVAI. Con su remodelación, vino la propuesta del propio IVAI para que en uno de sus muros se representara, a través de la pintura, del arte, el quehacer, el espíritu, los principios de un organismo público que tiene como tarea fundamental garantizar y tutelar el ejercicio del derecho de acceso a la información y proteger los datos estrictamente personales como lo dispone la Constitución Política del Estado y la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para el Estado de Veracruz.

¿A quién se le encomendó esta tarea? Ya lo escuchamos, al muralista veracruzano Froylán Balam, quien es arqueólogo egresado de la Universidad Veracruzana, pintor autodidacta con una trayectoria ya de 10 años como muralista e ilustrador de la Dirección de Actividades Artísticas de la SEV, en dónde también ha fungido como tallerista en Artes Visuales, siempre con un enfoque dirigido a la niñez veracruzana. Froylán Jardines tuvo la colaboración, la asistencia de Jorge Peralta para pintar este mural.

Lo que observamos ya lo describió su autor, y debo agradecer a Froylán el que nos haya explicado su obra porque algunos artistas se muestran reticentes a explicar su arte, y en parte tendrán razón, el arte no necesariamente necesita explicación, aunque a veces si son necesarias las herramientas estéticas o técnicas para poder contemplarlo y apreciarlo, por lo cual te agradecemos esta explicación Froylán.

“Yo solo agregaría que una alegoría es una representación en la que las cosas tienen un significado simbólico, ya Froylán enumeraba los simbolismos en el mural, la entidad femenina que representa, en palabras del propio Froylán, la enseñanza y transmisión de la cultura de la transparencia hacia la infancia”.

¿Cómo se da esta enseñanza de una mujer adulta a los niños? Diciéndoles a los niños que ellos tienen la facultad de hablar y tienen el poder de la comunicación. Y que con esa facultad del habla y con ese poder de comunicación pueden exigir una rendición de cuentas como ciudadanos. Además, esta entidad femenina, en otra escena del mural, les está entregando una llave, la cual es el símbolo de la seguridad y la protección de datos personales.

Ambas escenas se encuentran enmarcadas en un escenario que identificamos como veracruzano, símbolos geográficos como son el Citlaltépetl (Pico de Orizaba), el Cofre de Perote y el Cerro Macuiltépetl, es decir, una parte de la Sierra Madre Oriental que atraviesa nuestro país y nuestro estado de norte a sur.

Pero la forma en cómo aborda el artista una obra no comienza y termina con simbologías o representaciones figurativas, el artista debe definir también qué colores va a utilizar en su obra, y aquí vemos cómo Froylán decidió utilizar una paleta de colores vivos y puros, que nos remiten a nuestro pasado prehispánico, a esos frescos que aún se conservan en algunos templos, yendo de los colores fríos azulados a los cálidos pasando por el rojo y el amarillo.

También vemos el verde que simboliza esperanza y el blanco que muchas veces es considerado como símbolo de la inocencia, la transparencia, lo inmaculado, la iluminación.

En este caso, una luz blanca brota de la llave que se le da a los niños y que también corona a la majestuosidad del Citlaltépetl, el cerro de la estrella que se erige silente en medio del mural.

¿Qué proponían los muralistas hace 100 años y qué paralelismos observamos con el momento actual que vivimos en México? El muralismo surgió como resultado de un parteaguas en la historia de México, como fruto de los ideales de una de las transformaciones más significativas en el siglo XX, la Revolución Mexicana, y propugnaba este ideario, que el arte no debe de estar disociado de lo social, ni de lo político, ni de los avances científicos, ni de la tecnología, ni mucho menos de la educación.

El arte, en el muralismo, ya no cumplirá solamente una función contemplativa y estética, importante sí, en el muralismo se convierte, de la mano de sus artistas en un instrumento que da testimonio a los cambios sociales, con una revisión histórica crítica y una función educativa que sale de los museos hacia edificios públicos y hacia las calles. Ya no es el arte que se colecciona en salas de los hogares de la burguesía, ni en museos privados en donde el pueblo no tiene acceso para verlo.

En el muralismo postrevolucionario, se empezaron a representar escenas de injusticia social, una perspectiva que la élite dominante anterior a la revolución censuraba y decidía ignorar. Se representaron también rostros de trabajadores, de obreros, de indígenas, de mujeres que antes no tenían voz, un giro historiográfico acerca de cómo se contó la conquista y el saqueo de los españoles sobre los pueblos del Anáhuac.

Dejó de utilizarse la estética corporal idealizada del clasicismo griego, así como también las técnicas europeas de pintura que se habían impartido en escuelas de arte durante el virreinato y el siglo XIX.

Los muralistas mexicanos revalorizaron lo que las civilizaciones anteriores a la conquista habían desplegado en su arte: mayas, teotihuacanos, totonacos, desarrollaron técnicas pictóricas en enormes murales ubicados en basamentos piramidales, tableros, pórticos y corredores, donde retrataban a sus dioses, episodios de combate, ritos, costumbres, observaciones de los astros, además de animales como aves, serpientes, felinos y plantas como el cacao y el maíz.

La conquista también mutiló ese florecimiento de las artes en el Anáhuac. Por ello, la revalorización de los muralistas mexicanos a principios del siglo XX. Y ahora, cien años después del resurgimiento del muralismo mexicano, florece una nueva transformación en el siglo XXI, una transformación política, económica, social, cultural que está incidiendo en muchos aspectos y recovecos de nuestra vida cotidiana en México. Aquí, en este pequeño edificio, del que muchos aún no saben que se encuentra el IVAI, tal es la transformación que algunos aún se resisten a este cambio. Y tal es la regeneración en la vida pública que se está gestando, que llevará tiempo, para algunos, asimilar los alcances de esta transformación.

Es elogiable que la visión del IVAI no se centre simplemente en un trabajo burocrático y meramente de oficina. Hay que educar a las nuevas generaciones sobre el ejercicio de transparentar la función pública y hay que reeducar a algunos de los actuales servidores públicos que arrastran prácticas de un régimen que destilaba corrupción para que entiendan que los tiempos del manejo discrecional de la función pública deben quedar atrás.

Y el IVAI está poniendo el ejemplo brindando a la población toda la documentación que ésta solicite para transparentar el manejo principalmente del ejercicio presupuestal. Que quede en el pasado la corrupción, que se deje en el pasado la depravación de la función pública. No más perversión del oficio de servir a la gente.

Un niño y una niña mexicana tienen que crecer sabiendo que cuando sean ciudadanos con mayoría de edad, tendrán todo el derecho de exigir que sus gobernantes rindan cuentas sobre su desempeño, sobre el presupuesto ejercido y deben saber que desde pequeños tienen el derecho de que sus datos personales deben ser protegidos y que cualquier atropello a estos derechos debe ser castigado, sancionado.

La transparencia en el ejercicio de la función pública no debería ser un fin, debe ser un principio, no debería ser una mera simulación. Ojalá así lo entiendan todos los servidores públicos de esta transformación. No se debería gobernar pensando que al final de la gestión se va rendir cuentas cuadrando cifras o maquillando números, se debe gobernar desde el primer día sobre el principio de honestidad, y rectitud.

El poder tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. es cierto. Y me permitiría parafrasear: el arte sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se crea en beneficio de los demás.

Es encomiable, plausible que el IVAI, en su tarea por fomentar la cultura de la transparencia, no solo esté sacando cientos de expedientes que estaban archivados, sino que también se hayan propuesto reducirse los onerosos sueldos y que hayan desaparecido los vergonzosos bonos con los que en administraciones anteriores se despachaban.

Hoy el IVAI pone el ejemplo de la transparencia y va más allá de su tarea, realizando jornadas permanentes cada semana de capacitación dirigidas a servidores públicos y público en general, realizando un concurso de dibujo infantil para reflexionar sobre la protección de datos personales, abriendo un sitio en internet llamado “Transparencia Naranja” que busca concentrar información de entes públicos que coadyuve a la erradicación y prevención de la violencia contra las mujeres, firmando un convenio con Radio Teocelo para la promoción y socialización del derecho de acceso a la información, firmando un convenio más con Plaza Sésamo para que su programa televisivo “Monstruos en Red”, sea transmitido por RTV. En este programa de Plaza Sésamo narran las aventuras de los personajes Lola y Elmo, quienes dan a conocer varios mensajes sobre la importancia de la privacidad y seguridad en la red.

Y lo que nos reúne el día de hoy, la encomiable iniciativa de crear este mural dedicado a la transparencia. La transversalidad arte-educación-conciencia social-gobierno está aquí con esta iniciativa.

Imagino en este mural a un ave que ha emprendido su vuelo, un ave que extiende sus alas y surca por los cuatro puntos cardinales, libre. Así debe alzarse nuestra democracia, por un cielo diáfano y luminoso, de nosotros dependerá que ese aire por el que despliega sus alas continúe transparente, por el bien de la función pública y de nuestro estado, enhorabuena por el IVAI, enhorabuena Froylán Balam por el arte.

Agradezco la invitación a ser parte de la inauguración de este mural de la transparencia, a todo el personal del IVAI y a su comisionada presidenta Naldy Patricia Rodríguez Lagunes. Muchas gracias.